Decisionismo de C. Schmitt

¡Madre mía! Carl Schmitt, uno de los juristas más fascistas que ha pisado el planeta lectura de la izquierda... ¿me tomas por idiota? No sé que leen la gente de izquierda y la extrema izquierda, pero no creo que valoren como hizo Carl Schmitt ni el derecho canónico, ni al Führer. Tengo entendido que Carl Schmitt fue citado en los juicios de Nuremberg y se debió de salvar por los pelos... A fin de cuentas él directamente no había matado a nadie, se limitó a ser como se dijo entonces "un apologeta intelectual" del régimen nazi.
De todas formas, tras dichos juicios "anti nazis" quedó fuera de la universidad.
Te concederé que no me he leído enteramente a C. Schmitt, y que algunas de sus críticas a la democracia pueden ser acertadas. Ningún sistema político es perfecto, pero de ahí a legitimar la violencia fascista, la vigilancia de los intelectuales judíos como hizo él en su momento hay un trecho.

También he sabido que estuvo casado dos veces. La primera se separó de su mujer, quiso lograr la "nulidad" del matrimonio católico sin conseguirlo, y se volvió a casar. Casarse una segunda vez sin permiso de la iglesia le valió la excomunión eclesiástica. No sé si este hecho le alejó de la práctica religiosa, todo el mundo considera a Schmitt católico. Tuvo una hija, Anima Schmitt (1931-1983) que se fue a casar nada menos que con un miembro de Falange española, Alfonso Otero Valera, a la sazón profesor de derecho en Santiago de Compostela. Allí conoció d'Ors a Schmitt, en alguna de las visitas que el jurista alemán hizo a España.

Posteriormente en 1962 Carl Schmitt dió conferencias en nuestro país asegurando que la guerra civil había sido una guerra de liberación nacional contra el comunismo internacional. Desde luego no podía arreglarle mejor las cosas a la dictadura de Franco.

Afortunadamente he encontrado un ferviente seguidor chileno de Alvaro d'Ors, Alejandro Guzmán, del que he sacado las razones que el mismo d'Ors daba de su participación voluntaria en la guerra civil:


"Las razones que Don Álvaro tuvo para hacer la guerra española no fueron principalmente políticas, la política le interesó solo como teoría, jamás como práctica, sino religiosas y patrióticas. Para él, la situación a que había llegado España hacia 1936 tenía el aspecto de aquellos escasos momentos históricos en que se decide el destino de un pueblo, y en que es preciso comprometerse, al revés de lo que había hecho Castillejo. Don Álvaro veía que, por un lado, era la sustancia histórica y tradicional de España la que estaba amenazada bajo el último régimen republicano, y por otro, que venía arriesgado su carácter de católica (que es casi lo mismo que lo anterior). Por ello, desde el principio consideró a la guerra como una Cruzada, igual que muchos de sus contemporáneos. En ello, tuvo su influencia la ideología carlista y tradicionalista que había abrazado, de la que hacia los años 70', sin embargo, se encontraba un tanto decepcionado, sin abjurarla, debido a las veleidades izquierdizantes de algunos de los príncipes de la Casa pretendiente. Su desapego hacia las manifestaciones puramente políticas del conflicto, lo demuestra su inicial distancia al general Franco, a quien "no tuve ocasión de tratarle, exceptuadas un par de ocasiones en que hube de darle la mano sin más, una experiencia bastante decepcionante. No lo lamento, pues tengo la impresión de que, siendo su presencia física muy poco fascinante, y hasta diría que muy poco grata, su figura queda mejorada por la distancia [...]", según escribió muchos años después en el antes citado libro La violencia y el orden (p. 29); no bien sea cierto que con el tiempo fue mudando su opinión de Franco, cuya "figura queda mejorada [...] también por la distancia histórica" (Ibídem). Apuntaba: "Por lo que a mí personalmente respecta, he de reconocer que mi aprecio de Franco ha ido aumentando con el transcurso de los años, sobre todo desde su ignominiosa `damnatio memoriae' por los nuevos vencedores sin riesgo, que, comparados con él, son unos rapaces pigmeos y han venido a arruinar a la Patria" (Ibídem, p. 29). Es claro que en este juicio tiene un cierto predominio la indignación del historiador ante la injusticia de la España posterior a Franco frente al "personaje más importante de la historia de España del siglo XX" (Ibídem, p. 28), en cuya defensa se alza, aunque sea en solitario, también porque aquél ya no puede defenderse."

Me encanta haber hecho este hallazgo porque si hubiera algún texto de este cariz, tan proFranco, tan proCruzada del founder la oficina histórica del opus dei se habría dado prisa en quitarlo de la circulación.

Pero este es el pensamiento de raíz, básico en el que Escrivá inició su opus. Lo que pasa es que luego van maquillando, ocultando, disimulando... en el fondo si a d'Ors le importaba la patria, puedo llegar a créermelo, a los opusianos directores les da igual la patria y lo que no es patria. Ellos van a por la "soberanía" que como dijo Schmitt "es el poder de decidir en el estado de excepción". Esto es por el "bien común" tener la capacidad de saltarse las leyes, en definitiva, establecer una dictadura para librarnos del peligro. Me llama la atención que lo poco que he leído de Schmitt se cumple en la realidad de los hechos opusianos. E incluso en la visión que da la historia de España da la derecha más recalcitrante: la segunda república española como el gran caos y Franco el "salvador". Lo mismo pensaba Carl Schmitt de la historia de Alemania, la república de Weimar estaba perdida y el Führer trajo el orden, incluso justificando la violencia y el asesinato (Noche de los cuchillos largos), pues había que purificar el partido nazi de los que podían ser una rémora.

El Führer puede suspender la constitución en caso de emergencia, en el opus se vive un continuo estado de emergencia, no vale para nada lo que está escrito, sino "llevarse" bien con quien detenta el mando. Y no hay más leyes que valgan. Es el decisionismo en estado puro. Está prohibido preguntar los porqués de las decisiones de las que ves las consecuencias pero "no te conciernen" directamente. Es sintomático por ejemplo como tanto en los centros, como en sus colegios o universidades la gente "aparece y desaparece" de un día para otro sin que se digan nunca los verdaderos motivos.
He conocido gente que sin más ni más de pronto estaba en Perú, en Venezuela... o en cualquier otra ciudad de España porque sí. Decisionismo. Carl Schmitt en vivo y en directo.

La democracia, la deliberación pública, la discusión y el diálogo, la transparencia en la información, el libre intercambio de pareceres, son un lastre insoportable para los que tienen mentalidad dictatorial.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
No estoy intelectualmente capacitado para responder punto por punto a todos los excesos de este post. Si algún día puede eche un vistazo a la obra de Giorgio Agamben, Ernesto Laclau y Chantal Mouffe. Verá que decir que Carl Schmitt es un autor muy apreciado por la izquierda no es un exceso, y de paso limará asperezas con su obra y con Vd. misma. Que Carl Schmitt profiriera opiniones de hijo de puta no quiere decir que sus "hijos" también lo sea.

Por si está interesada, que seguro que sí, no soy del Opus Dei, ni lo he sido, ni he conocido nunca a nadie de él a excepción de una pobre compañera de clase que no sabía muy bien como librarse de la influencia de sus padres opusinos.

No publique el comentario, no es necesario, simplemente téngalo en cuenta. Durante mi breve época de estudiante rabiósamente agnóstico agradecí muchas cosas a hijos de puta como Heidegger o Schmitt.

Gracias.

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