¡Santa ya!

Palabras de la homilía de Francisco en AparecidaEs cierto que hoy en día, todos un poco, y también nuestros jóvenes, sienten la sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el dinero, el éxito, el poder, el placer.


Se me ha ocurrido si estaba pensando lo mismo que yo. Sería una gran iluminación que se diera cuenta de que los lobos mencionados en su homilía no están al otro lado de la calle. Los lleva dentro. Y también estas otras:

Demos aliento a la generosidad que caracteriza a los jóvenes, ayudémoslos a ser protagonistas de la construcción de un mundo mejor: son un motor poderoso para la Iglesia y para la sociedad. Ellos no sólo necesitan cosas. Necesitan sobre todo que se les propongan esos valores inmateriales que son el corazón espiritual de un pueblo, la memoria de un pueblo. Casi los podemos leer en este santuario, que es parte de la memoria de Brasil:espiritualidad, generosidad, solidaridad, perseverancia, fraternidad, alegría

 Palabras grandes utilizadas para hacer caer a los jóvenes en las trampas denunciadas. Me parece casi diabólico, sino fuera porque la palabra evoca extrañas imágenes. Los grandes slogans humanitarios que llegan al corazón pueden ser y son dentro del catolicismo un cebo para empresas de poder.


Entre tanto santo que no sabemos de dónde sale, he aquí Mamá Kong. 

Una mujer china de 63 años, con un defecto físico notable a cuestas, sin riqueza, sin visión divina, sin nada que le sobre, en un pueblo perdido de China. Ha recogido a unos 30 niños abandonados al nacer. Sus padres no los querían por tener malformaciones, en particular, en los labios y el paladar, pero también deficiencias psíquicas. Las malformaciones son debidas a la alta concentración de ceniza de carbón en la zona. La provincia de Shanxi es la gran mina de carbón que produce la electricidad de este país asiático.
En el camino del desarrollo económico se quedan muchos niños abandonados. Kong Zhelan los recoge, se enfrenta a las autoridades que la asedian: no se puede tener más que un hijo y ella tiene 30. Pero con su constancia se ha ganado el respeto y le dan los papeles para cada chico. Sólo si se tienen papeles del gobierno los puede inscribir en la escuela del pueblo.

Su preocupación es sólo una: que cuando ella falte los mayores cuiden de los pequeños. Quiere construir una casa más grande, para que tengan una vivienda, y puedan criarse, educarse y buscarse un trabajo. Una señora que no tiene nada, sólo dice, "sé que lo que hago es justo". 
No habla ni de carismas, ni de visiones ni de doctrinas ni de ortodoxias. Mucho menos de jerarquías y obediencias debidas. No las necesita para ser un ser humano cabal.
Hace lo que debe y tampoco quiere dar ejemplo. 
Me ha llegado muy hondo después de tanto predicar tonterías. Llevo unos cuantos kleenex gastados viéndola. Ojalá su obra no se estropee y los niños encuentren un futuro.

Aunque no se entienda el idioma valen la pena las escenas donde se ve cómo cuida a los niños y cómo se explica la buena mujer.
Cuántas predicaciones vacías del que no sabe ni de lo que habla ni adónde va.

En la web están los datos para ayudar a la señora Kong.


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