ES EL TEMA ECLESIÁSTICO DE ACTUALIDAD
Este jesuita se hizo famoso en su día. Era director de un colegio en Berlín y dió a conocer unas cartas de antiguos alumnos que denunciaban abusos por parte de algunos profesores del colegio que en ese momento de la publicación ya habían dejado la Orden. Pero al Padre Mertes SJ le costó el cargo. Lo retiraron a un lugar más discreto, en pleno bosque de la Selva Negra, cerca de Friburgo y desde allí ha hecho algunas declaraciones interesantes. Están en el número de agosto de "Herder Korrespondenz". Y se hace eco la agencia austríaca Kathpress.
Se pensaba, se decía, se comentaba y se veía como un insulto hablar de la homosexualidad del clero. Pero el Papa ha hecho que la cuestión deje de ser un tabú. Dicen que a este monseñor de 61 años lo alejan del Vaticano acusado de lo mismo, lo alejan a san Juan de Letrán. Hasta ahora se ocupaba de las ceremonias papales.
No quiero recordar nada de lo que ya he dicho y escrito, y no me parece un azar que estuviera en ese departamento. Curioso que las limpiezas empiecen por los profesionales de la ceremonia.
Mertes dice que al Papa Bergoglio no le va a temblar la mano para quitar poder a esa unión de monseñores que se entienden entre sí desde una perspectiva homo.
Me temo que no sean los más peligrosos de todos los monseñores que allí dentro se entienden entre sí, pero sigamos con Mertes. Asegura que en la iglesia se dan muchos malentendidos en este tema, entre otros al usar la expresión "cordada homosexual", que pertenece al vocabulario homófobo, o también "lobby homo". Habría que hablar mejor de hombres que se entienden estrechamente en una estructura "homosocial". Y parece público y notorio que tanto hombre y sólo hombres, con su lado misógino, ha dado lugar a una subcultura en la iglesia.
Hay que ser prudentes por diversos motivos: primero porque los curas homosexuales se ven ante el peligro de ser desacreditados por la homofobia si salen a la luz. Por ello se les ha acusado de los abusos de niños. Pero los obispos norteamericanos afectados por las demandas judiciales hicieron un estudio que demostró que es totalmente inapropiado retrotraer los abusos a la homosexualidad de los curas.
Una medida de prevención para que no se ocultaran dichos abusos de los curas sería levantar la obligación del silencio, sería una reacción adecuada de la jerarquía. Que tuvieran la libertad para confrontar el hecho.
A la pregunta de si los curas son inmaduros sexualmente, contestación con dosis de realismo: hay una proporción significativa de hombres homosexuales en el clero que se sienten atraídos por el estado clerical y que no tienen una relación madura con su sexualidad. Esto se debe a causas estructurales. Mertes asegura que: "Muchos hombres homosexuales responden con el silencio ante su propia sexualidad, porque la relacionan con un profundo sentimiento de culpa y así adoptan el celibato como una forma de vida en la que evitan una relación constructiva y madura consigo mismos."
Todo ello producto de sociedades atrasadas y machistas como la nuestra, diría yo misma. Que inculcan prejuicios.
El papa Francisco, con el acto simbólico de lavar los pies el Jueves Santo a 12 presos entre los que había dos mujeres acentuó este "quitar poder" al club de los "muchachos". Particularmente fue visible la indignación que mostraron algunos ante el lavatorio. El papa está en el buen camino siempre y cuando no le tiemble la mano. El club de chicos pierde poder de manera muy sencilla con estos gestos, porque de lo que más miedo tienen es de abrirse, quitarse las anteojeras, contagiarse del olor a oveja.
Es llamativo que no sepamos casi nada o muy poco de nuestra sociedad habitual de cabecera, siendo como es un lugar en el que se participan de todos los defectos del clericalismo machista en superdosis. Ese caso es de alguien que duraría dentro y sin posibilidades de ascender en la escala. No me creo que no haya más reconocidos y prestigiosos miembros, que como son reconocidos y prestigiosos, están de superlujo. Como en tantas otras cosas. A estas alturas el que se queda no es para mortificarse. Si acaso para mortificar a otros.
Se pensaba, se decía, se comentaba y se veía como un insulto hablar de la homosexualidad del clero. Pero el Papa ha hecho que la cuestión deje de ser un tabú. Dicen que a este monseñor de 61 años lo alejan del Vaticano acusado de lo mismo, lo alejan a san Juan de Letrán. Hasta ahora se ocupaba de las ceremonias papales.
No quiero recordar nada de lo que ya he dicho y escrito, y no me parece un azar que estuviera en ese departamento. Curioso que las limpiezas empiecen por los profesionales de la ceremonia.
Mertes dice que al Papa Bergoglio no le va a temblar la mano para quitar poder a esa unión de monseñores que se entienden entre sí desde una perspectiva homo.
Me temo que no sean los más peligrosos de todos los monseñores que allí dentro se entienden entre sí, pero sigamos con Mertes. Asegura que en la iglesia se dan muchos malentendidos en este tema, entre otros al usar la expresión "cordada homosexual", que pertenece al vocabulario homófobo, o también "lobby homo". Habría que hablar mejor de hombres que se entienden estrechamente en una estructura "homosocial". Y parece público y notorio que tanto hombre y sólo hombres, con su lado misógino, ha dado lugar a una subcultura en la iglesia.
Hay que ser prudentes por diversos motivos: primero porque los curas homosexuales se ven ante el peligro de ser desacreditados por la homofobia si salen a la luz. Por ello se les ha acusado de los abusos de niños. Pero los obispos norteamericanos afectados por las demandas judiciales hicieron un estudio que demostró que es totalmente inapropiado retrotraer los abusos a la homosexualidad de los curas.
Una medida de prevención para que no se ocultaran dichos abusos de los curas sería levantar la obligación del silencio, sería una reacción adecuada de la jerarquía. Que tuvieran la libertad para confrontar el hecho.
A la pregunta de si los curas son inmaduros sexualmente, contestación con dosis de realismo: hay una proporción significativa de hombres homosexuales en el clero que se sienten atraídos por el estado clerical y que no tienen una relación madura con su sexualidad. Esto se debe a causas estructurales. Mertes asegura que: "Muchos hombres homosexuales responden con el silencio ante su propia sexualidad, porque la relacionan con un profundo sentimiento de culpa y así adoptan el celibato como una forma de vida en la que evitan una relación constructiva y madura consigo mismos."
Todo ello producto de sociedades atrasadas y machistas como la nuestra, diría yo misma. Que inculcan prejuicios.
El papa Francisco, con el acto simbólico de lavar los pies el Jueves Santo a 12 presos entre los que había dos mujeres acentuó este "quitar poder" al club de los "muchachos". Particularmente fue visible la indignación que mostraron algunos ante el lavatorio. El papa está en el buen camino siempre y cuando no le tiemble la mano. El club de chicos pierde poder de manera muy sencilla con estos gestos, porque de lo que más miedo tienen es de abrirse, quitarse las anteojeras, contagiarse del olor a oveja.
Es llamativo que no sepamos casi nada o muy poco de nuestra sociedad habitual de cabecera, siendo como es un lugar en el que se participan de todos los defectos del clericalismo machista en superdosis. Ese caso es de alguien que duraría dentro y sin posibilidades de ascender en la escala. No me creo que no haya más reconocidos y prestigiosos miembros, que como son reconocidos y prestigiosos, están de superlujo. Como en tantas otras cosas. A estas alturas el que se queda no es para mortificarse. Si acaso para mortificar a otros.
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