DIFICULTADES CON LA VERDAD

El 16 de noviembre de 1989 morían vilmente asesinados unos cuantos jesuitas profesores de la UCA en el Salvador. Entre ellos el filósofo y teólogo de la liberación Ignacio Ellacuría. Memoria de los que están al otro lado de la barrera. Porque la teología de la liberación era el ogro a combatir, el comunismo infiltrado, más o menos.







Dificultades con la verdad

¿Tienen los católicos derecho a pensar diferente a los dirigentes de la iglesia? ¿Qué pasa con el deber de obediencia? 


escribe un artículo sobre la verdad y los católicos en Die Zeit en el que afirma que las mejores frases de los teólogos católicos no pueden citarse con nombres y apellidos, puesto que esas personas arriesgan su cátedra y su licencia para enseñar. Recuérdese el caso de Hans Küng. Los teólogos prefieren no ser nombrados por miedo a las sanciones. Y no es que pidan unas reformas radicales de la iglesia, simplemente temen dar su opinión. La libertad de los católicos está todavía muy limitada.  

La canonista norteamericana Elisabeth Johnson, Presidenta de la Catholic Theological Society of America, ha sido señalada como "insegura" por la congregación para la doctrina de la fe. Y su libro sobre las representaciones modernas de Dios está incluido en el índice.
Se podría pensar que los vigilantes de la congregación para la doctrina de la Fe sólo pueden tener razón puesto que la enseñanza católica es infalible. Sin embargo los expertos pueden discutir sobre el veredicto romano contra Johnson. Pero los expertos romanos no discuten. Teólogos renombrados dicen que los expertos romanos están científicamente anticuados, son incompetentes y malevolentes.

Las maneras autoritarias, la conducta secreta de los peritos es no sólo expresión de una jerarquía inalterable. Es también un síntoma de una paranoia eclesial, todo nuevo pensamiento es visto como un ataque al uso acostumbrado.  Toda contradicción teológica pondría a Dios en cuestión. La más mínima controversia teológica destruiría la iglesia, como si la lucha no perteneciera a la vida misma.  En Alemania se ha luchado un poco por la libertad, los teólogos se quejan y dicen: siempre tenemos problemas con Roma. 
¿Por qué? ¿Por qué la iglesia tiene esas dificultades con la verdad? ¿Por qué hay solo una verdad? Según el derecho eclesiástico así es. Por tanto todo católico tiene el deber de obediencia a la iglesia como dice el Codex Juris Canonici,  212 "los pastores como representantes de Cristo tienen siempre la razón.  Los fieles tienen derecho a manifestar a los pastores de la iglesia sus necesidades y sus deseos." Pero estos pastores no están obligados a reaccionar. Aquí estriba la causa estructural del autoritarismo de los obispos actuales.  No quieren discutir con los fieles. No quieren reñir con ellos. El problema es que ya no pueden sancionarlos tan efectivamente como antes.  Según el derecho el farmacéutico católico no puede vender la píldora. Y los diputados católicos no pueden votar en favor del matrimonio homosexual.  Pero lo hacen. Es un atentado al deber de obediencia. Por lo que sólo se puede sancionar cuando esos fieles se encuentran en dependencia ideal o material. Todavía hay mucha dependencia: miembros de gremios eclesiásticos, empleados en instituciones católicas, consejos parroquiales, sacerdotes o teólogos. 
La desobediencia católica es el día a día de los católicos. Siguen estando vigente el deber de obediencia. Con otras palabras: la jerarquía pertenece a la identidad del creyente. No hay ninguna obligación de obedecer de los de arriba con respecto a los de abajo. La verdad no es cuestión de consensos. Y concretamente esto significa que si el Servicio Social de las mujeres católicas quiere una apertura a que se de la comunión a los católicos divorciados y casados nuevamente, no lo debe  decir abiertamente, porque sino la financiación para su trabajo caritativo se verá recortado. Esto es absurdo: las subvenciones proceden de los impuestos eclesiásticos, por tanto de todos los católicos. La iglesia puede sancionar a los católicos quitándoles su propio dinero. 
¿Deben de quedar las cosas así? No, el despotismo de la jerarquía eclesiástica es intolerable, va en contra de los principios católicos básicos, porque la iglesia es una comunidad de fieles. El servicio de pastor de los obispos fue querido por Dios, pero cualquier forma de dirección de la iglesia. Un obispo que no es aceptado por sus fieles, no puede decir que todo lo que hace es querido por Dios, y que todo lo que hace está bien hecho. Con otras palabras: También los obispos se equivocan, y también los teólogos pueden oponerse a ellos.  Mientras los obispos contradigan esto y no toleren cualquier idea que se desvíe un poco, estará en cuestión el futuro de la iglesia. 

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