ETA ENTRE NAVARRA Y PAIS VASCO

Dado que el blog se lee en Navarra y País Vasco pongo esta interpretación que hace Tony JUDT de la realidad ETA y sus acciones en la zona
En especial porque no había caído en la cuenta de que el respeto "exquisito" del régimen foral navarro que Franco mostró, era una forma de "RESTREGAR" a los vecinos
lo que nunca podrían conseguir por haber estado del lado republicano. Mientras que Navarra tanto dió por el lado nacional, los nacionalistas vascos muy religiosos y católicos pero no franquistas. Les falló lo principal. Navarra lo tenía todo: catolicismo y franquismo.

Importante, puesto que me parece que sin régimen foral, que trae aparejado un régimen fiscal excepcional, puede que el founder "no hubiera visto" por inspiración divina que la universidad modelo debía de ser implantada en mi ciudad natal. Yo no sé si los navarros son conscientes de que dicho régimen trae dinero y otras desgracias, aparte de la desigualdad manifiesta con el resto de ciudadanos del Estado español.
Hay que resaltar la defensa apasionada del régimen foral en muchos ambientes pamplonicas cercanos al Opus Dei, en mi "ambiente" por abreviar. No me parecen cuestiones de detalle.


ETA, NAVARRA, PAÍS VASCO
en Postguerra de Tony JUDT

En España el País Vasco fue una de las zonas que más sufrió las iras del régimen franquista: en parte por su apoyo a la causa republicana durante la guerra civil, en parte porque el hecho de que los vascos hubieran reclamado tradicionalmente el reconocimiento de su “diferencia” iba en contra de los profundos instintos centralistas de la oficialía española y del papel que ésta se había arrogado como garante del Estado. Cualquier manifestación específicamente vasca fue violentamente reprimida durante el régimen de Franco: su lengua, sus costumbres y sus manifestaciones políticas. En contra de sus propios instintos centrípetos, el dictador llegó a favorecer a Navarra (una región cuya conciencia de sí misma y de su carácter autónomo nunca se acercó ni remotamente a la de vascos y catalanes), preservando ciertos derechos y privilegios de sus instituciones forales, sólo para restregarles a sus vecinos vascos la imposibilidad de que ellos esperaran esos favores.

La aparición del terrorismo vasco contemporáneo fue una reacción directa a las políticas franquistas, aunque sus portavoces y defensores siempre han aducido que sus raíces se hunden en los frustrados sueños de independencia de la región. ETA, Euskadi y libertad, se constituyó en diciembre de 1958 para luchar con las armas por la independencia vasca. Desde sus primeros días como movimiento clandestino, ETA estableció vínculos operativos –que posteriormente justificaría con razones ideológicas un tanto engañosas- con grupos extranjeros afines: la Facción del Ejército Rojo Alemana (el grupo Baader Meinhof), el Ejército Republicano Irlandés (IRA) y la Organización para la liberación de Palestina (OLP) y el FLNA (Frente liberación de Argelia)

La estrategia de ETA y de su brazo político HB desde 1978, utilizaba la violencia como instrumento para convertir los costes de mantener el País Vasco dentro de España en algo políticamente intolerable. Pero, al igual que el IRA, ETA pretendía funcionar como una sociedad dentro del Estado. Católicos, severos y moralistas –de una forma que irónicamente tenía la fragancia del propio Franco-, los terroristas de ETA no sólo han hecho blanco en la policía sino en símbolos de la decadencia española en la zona, como cines, bares, discotecas y traficantes de droga de la zona.

En las postrimerías de la época franquista, las actividades de ETA se veían limitadas por la misma represión que había conducido a su aparición: al final de la dictadura, a comienzos de la década de 1970, un cuarto de la policía armada española estaba destinada en el País Vasco, lo cual no impidió que ETA asesinara en Madrid al presidente del gobierno español (almirante Carrero Blanco) el 20 de diciembre de 1973, o que acabara con la vida de 12 civiles en un atentado en Madrid 9 meses después. Tampoco el fusilamiento de tres miembros del FRAP de 2 de ETA en septiembre de 1975 moderó las actividades de ésta. Por otra parte, la llegada de la democracia ofrecía nuevas oportunidades.

ETA  y sus partidarios buscaban la independencia total del País Vasco. Lo que éste consiguió en la constitución de 1978 fue un Estatuto de Autonomía aprobado por referéndum en 1979. ETA, furiosa principalmente ante la perspectiva de perder el apoyo de los simpatizantes moderados que se contentaban con el autogobierno y el derecho a expresarse en su lengua y mediante su propia cultura, incrementó su campaña de atentados y asesinados. Entre 1979 y 1980 la organización segó la vida de 181 personas: durante la siguiente década cometió un promedio de 34 asesinatos anuales. Pero pese a todo y a la fragilidad de la joven democracia española, ETA y sus aliados no lograron aprovechar políticamente sus actividades terroristas; su único éxito –provocar que un reducido grupo de oficiales derechistas tomara las Cortes en febrero de 1981 e nombre de la ley, el orden y la integridad del Estado- acabó en fracaso.
No obstante la horrible magnitud y la gran repercusión pública de sus incursiones homicidas, una de las razones de la escasa influencia de ETA fue que la mayoría de los vascos no se identificaba ni con sus medios ni con sus fines. De hecho, muchos ni siquiera habían nacido en Euskadi. Las transformaciones económicas de la España de la década de 1960 y las migraciones a gran escala, dentro y fuera de sus fronteras habían producido cambios que simplemente los antiguos nacionalistas y sus fanáticos seguidores más jóvenes no podían controlar. A mediados de los 80, menos de la mitad de la población del País Vasco tenía padres nacidos en esa región. Esas personas consideraban con razón que ETA y HB ponían en peligro su bienestar.


Mientras su proyecto político perdía contacto con la realidad social, ETA se iba radicalizando cada vez más. Citando la definición de fanatismo de George Santayana, podemos decir que, tras perder sus objetivos, redobló sus esfuerzos. Financiándose mediante el crimen y las extorsiones, y con sus comandos obligados a  operar desde el otra lado de la frontera, en los departamentos vascofranceses, ETA ha sobrevivido hasta el momento cometiendo asesinatos de políticos y policías sobre todo. Pero no ha logrado ni movilizar el vasquismo favorable a la independencia ni coaccionar al Estado español para que acepte sus reivindicaciones. El principal éxito de la banda se produjo a comienzos de los años 80 cuando sus acciones llevaron al presidente González a permitir que los GAL se establecieran en el sur de Francia para eliminar miembros de ETA (26 asesinatos entre 1983 y 1987). La decisión de González que no se conoció hasta años después, arrojó algunas sombras sobre la democracia incipiente.

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