LA DIOCESIS FLOTANTE

Robert Hutchison en un trabajo de investigación publicado en el periódico británico The Guardian, informaba sobre esta organización secreta en el corazón de la Iglesia Católica en los tiempos del pontificado de Juan Pablo II. Nunca hemos visto en el país del Opus Dei que se publique nada ni siquiera remotamente parecido a este artículo:




En la wiki completan la información: Robert Hutchinson's Their Kingdom Come: Inside the Secret World of Opus Dei appeared in 1997. Hutchison believes that several individuals within the church who were opposed to Opus Dei and who ostensibly died from heart attacks may in fact have been poisoned. Drawing on Yallop's thesis, Hutchinson suggests that this fate may also have befallen John Paul I.

Robert Hutchison (1958) escritor estadounidense





ARTICULO DE ROBERT HUTCHISON en THE GUARDIAN:

"La religión y la política siempre han ido peligrosamente de la mano. Los cristianos fundamentalistas han mirado hacia atrás y han introducido un movimiento anticientífico dentro de la política de los EE.UU. El resurgimiento de partidos políticos islámicos militantes ha restablecido conceptos que se creían fenecidos junto con la Era de la Obscuridad. Pero hay otro movimiento, menos conocido, que ha ido entreabriendo silenciosamente las puertas del poder en los cinco continentes. El Opus Dei, la polémica organización que está en el corazón de la Iglesia Católica Romana, intenta recrear una alianza entre el mundo espiritual y el mundo secular, algo que se intentó por última vez durante el Renacimiento, con resultados catastróficos.
En los países en los que tiene una fuerte presencia, el Opus Dei trabaja en silencio y con tenacidad para asimilar la política del gobierno a la del Vaticano. Pero sus gestiones para introducir un neo-Renacimiento en el mundo católico, hasta ahora ha producido resultados contradictorios.
Debido a que constituyen un grupo cerrado y disciplinado guiado por una ideología autoritaria, los estrategas del Opus Dei han cosechado grandes éxitos en el Vaticano. Bajo el mandato de Juan Pablo II, la organización se ha convertido en la fuerza dominante dentro de la Curia Romana, el cuerpo de 2500 prelados y seglares de confianza que gobierna la Iglesia Católica. Las maniobras del Opus Dei despiertan un sinfín de comentarios en Roma, donde situarse en el lado equivocado de la Obra de Dios no es algo que se pueda tomar a la ligera.


Sin embargo, el Opus Dei es un recién llegado a la estructura de poder del Vaticano. Fundado en 1928 por José Mª Escrivá, hijo de un comerciante aragonés arruinado, que encontró poder y fama en la carrera eclesiástica. El ascenso a la influencia y a la fortuna del opus Dei no ha sido corto ni espectacular. En tanto fenómeno religioso estuvo estrechamente ligado a la política de la España de Franco. Hoy, según el Annuario Pontificio (el anuario del Vaticano), el Opus Dei cuenta con 80.000 miembros en todo el mundo, de los cuales alrededor de 2000 son sacerdotes.

Al ser la única diócesis flotante -lo que se conoce como prelatura personal- está gobernada por un prelado general, que posee el rango de obispo y opera por encima y más allá de la autoridad de los obispos locales. Se dice que es más rico que muchos estados del Tercer Mundo, pero el Opus Dei no publica informes financieros ni listas de miembros y sólo da cuentas al Papa cada cinco años.

Aunque tiene sus cuarteles generales en el opulento distrito Parioli de Roma, el Opus Dei se proclama "pobre" y dice no poseer los medios para llevar adelante una agenda política. Afirma que su única preocupación es el bienestar espiritual de sus miembros. Esto es muy dudoso porque cuanto más se sabe del Opus Dei, es más evidente su naturaleza secreta y elitista. Su objetivo primario es devolver a la Iglesia Católica su puesto central en la sociedad, como en la época medieval.

Visto así puede no resultar peligroso, pero el Opus Dei posee muchas de las características de una secta peligrosa. Sus miembros ?que se dividen en dos clases: solteros y casados? se someten a un rito de iniciación secreto. Se jura obediencia al prelado general y a "otras personas autorizadas de la prelatura". Una vez introducidos deben someterse a lo que se conoce como "normas formativas", una forma de condicionamiento mental. Entre ellas se incluye la charla semanal con un "director" que tiene derecho a supervisar todas sus actividades personales y profesionales. Confesarse una vez a la semana con un sacerdote del Opus Dei es prescriptivo. Los solteros consagrados deben llevar cilicios regularmente -un objeto punzante metálico, usado por las comunidades católicas en la Edad Media- y practicar la autoflagelación. A los miembros casados se les estimula para que sus hijos asistan a las escuelas del Opus Dei. Las escuelas sirven como centros de reclutamiento.

Al Opus Dei se le ha acusado de ser una iglesia dentro de la Iglesia. Tiene su propia doctrina que pretende ser de inspiración divina. Aún más, es la única organización Católica Romana -aparte de la propia Iglesia- que cree que ha sido creada por Dios.


La mayoría de las sectas practican el culto al fundador. En este caso el Opus Dei se ha propuesto tener a Escrivá, que murió en 1975, declarado santo antes del milenio (objetivo conseguido). Pero algunos católicos prominentes han protestado alegando que la canonización debilitaría la credibilidad de la Iglesia. Un teólogo español, Juan Martín Velasco, señaló: "no podemos poner como modelo de vida cristiana a alguien que ha servido al poder del Estado y que ha usado ese poder para catapultar su Obra, que ha dirigido con criterios oscuros -como una mafia de guante blanco- sin aceptar el magisterio papal cuando no coincidía con su manera de pensar".






Tan sólidas protestas no han inmutado a Juan Pablo II, cuya opinión acerca de la santidad de Escrivá y la consideración en la que tiene al Opus Dei es bien conocida. En 1978, pocos días antes del primer Cónclave después de la muerte del papa Pablo VI, (en él se eligió al papa Juan Pablo I, quien murió sólo treinta y tres días después) el futuro papa visitó la sede de Villa Tevere y rezó en la tumba de Escrivá. Tras la muerte del sucesor del fundador, Álvaro (del) Portillo, en 1994, Juan Pablo II volvió a la casa central del Opus Dei y se arrodilló ante el féretro durante el funeral del prelado general. Esta ruptura del protocolo -el Papa sólo se arrodilla ante los restos mortales de un cardenal- fue contemplado por muchos como un signo de fidelidad a la organización que no regateó esfuerzos para elevarlo al trono papal.
Giovani Benelli

A pesar de la oposición del principal consejero de Pablo VI, cardenal Giovani Benelli, en noviembre de 1982, Juan Pablo II elevó al Opus Dei a la posición de única prelatura personal. Benelli murió de un repentino ataque al corazón el mes anterior. Desde entonces el entorno de la casa papal se ha situado cada vez más bajo el dominio del Opus Dei.

Stanislaw Dziwisz

La Obra y sus aliados controlan los hilos de la política papal y el Vaticano, después de años de déficits, vuelve a tener beneficios. Se dice que el secretario papal Stanislaw Dziwisz, es un asociado del Opus. Durante los viajes papales Dziwisz procura saludar a los miembros locales de la forma usual en el Opus Dei.

El arzobispo del Opus Dei, Julián Herranz, uno de los miembros más poderosos de la Curia romana, es copresidente del Consejo Papal. Los dos presidentes son decididos defensores del Opus Dei, y uno de ellos ha dado testimonios claves al tribunal romano que investiga la santidad de Escrivá. El portavoz del Vaticano Joaquín Navarro Valls, un miembro célibe, tiene un estatus ministerial en el entorno papal.
Alberto Fujimori

En el frente seglar, el Opus Dei está bien representado en toda América Latina, en donde se ha introducido en todos los ámbitos militares y financieros. Por ejemplo en Perú, el Opus Dei ha creado una coalición de empresarios, banqueros y políticos que dieron su apoyo al presidente Alberto Fujimori. Cuando los rebeldes de Tupac Amaru asaltaron la embajada japonesa el pasado diciembre, manteniendo rehenes durante 126 días, Fujimori nombró intermediario al Arzobispo Juan Luis Cipriani, de la diócesis montañosa de Ayacucho, por encima del Arzobispo de Lima, Cardenal Augusto Vargas Zamora, un jesuita. Cipriani, uno de los siete obispos del Opus Dei en Perú, ahora es el candidato favorito para suceder al Cardenal Vargas, que ha sobrepasado la edad de la jubilación, como arzobispo de Lima, lo que tradicionalmente significa promoción para obtener el capelo cardenalicio.

La suerte del Opus Dei en Europa no ha sido tan decisiva. España es la excepción, donde su influencia política ha retomado considerable fuerza tras la victoria electoral del conservador José Mª Aznar (Opus Dei). Un devoto católico cuya esposa es cercana al Opus Dei. El gobierno de Aznar y ahora de Mariano Rajoy es una red de dignatarios del Opus

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