LA CONFESION



La confesión, el sacramento no querido

por Marta Kupiec
Beichtstuhl in der Kirche St. Maria im Kapitol in Köln (picture-alliance / dpa / Oliver Berg)
A menudo están vacíos, confesonarios en una iglesia católica (picture-alliance / dpa / Oliver Berg)
Para los católicos la confesión es uno de los 7 sacramentos. Sin enbargo cada vez más creyentes en Alemania juzgan que esta práctica ya no es actual. En Polonia se confiesa regularmente uno de cada cuatro católicos.
Vitus Seibel es Jesuita. al principio de su carrera sacerdotal pasaba dos horas diarias en el confesonario de la iglesia St. Michael en Munich. Hoy la confesión sólo se imparte una vez por semana, los confesonarios quedan en muchas iglesias como si fueran armarios sin utilidad, el sacerdote que de 70 años nos cuenta el número de los penitentes se hunde.
"Esta situación tiene que ver segurametne con la secularización generalizada, ha cambiado mucho la conciencia de los pecados y hay muchas cosas que ya no se ven como pecados, se piensa que hay muchas posibilidades de perdonar los pecados, por ejemplo arrepentirse durante la Santa Misa. Pero la tendencia es general es que todo va bien sin confesarse."

El jesuita se refiere a la liturgia del perdón al comienzo de la misa, cuando se reconocen los pecados en general, para muchos un sustituto liberador del miedo y la timidez que les da la conversación personal con un cura, que se supone el representante de Dios que puede perdonar los pecados. El franciscano de Berlín, Clemens Wagner, observa otra tendencia:
"Muchos me dicen: Me confieso con Dios. Yo siempre contesto igual: Cuando Dios te conteste tendrás mucha suerte porque a mí todavía no me ha contestado cuando estoy en la confesión.'"

El creyente debe confesarse al menos una vez al año

El sacramento de la confesión tiene una larga tradición en la iglesia católica. La confesión auricular, es decir, la conversación con un cura llegó a Europa en el siglo VI  por los monjes irlando-escoceses. Desde el cuarto concilio de Letrán de 1215 la Iglesia católica pide a sus creyentes que confiesen al menos una vez al año todos los pecados a un cura. Aunque la confesión pierde popularidad los portales católicos de internet hacen propaganda creciente de ella, por ejemplo katholisch.de:
La Confesión quiere decir que reconocemos que hemos hecho tonterías y permanecemos en ella. En la confesión el cura es la oreja de Dios, en su nombre toma nuestro reconocimiento, nuestro arrepentimiento... El sacerdote no quiere analizarnos, quiere perdonarnos. 

Según la enseñanza de la iglesia el arrepentimiento es una condición importante para liberarse de los pecados. Tienen que ser confesados sobre todo los pecados mortales, asesinato, aborto, blasfemia.
Estos reconocimientos espectaculares son escasos pero dejan al cura sin palabras. Clemens Wagner:
"Me he dado cuenta de que tengo el sentimiento de que me digo una y otra vez a mí mismo que no me gustaría en esa piel. Para mí el abuso sexual de los niños es un problema en el que llego a un límite.Mi tarea no es juzgar, sino a través de la conversación con el penitente proporcionar una nueva esperanza."

"Hoy es difícil vivir como católico"

 Renate, jubilada de 76 años acude a la confesión más de lo establecido y no ve la hora de oir la fórmula de la absolución que a muchos se les niega por falta de arrepentimiento.
"Es verdaderamente una libertad, cuando te pones ante un cura para abrir tu vida ante Dios. Normalmente acudo cada 14 días a confesar, porque me doy cuenta de que soy más sensible a lo que hago mal o donde me desvío."
Philipp tiene 17 años. En el último año volvió a la confesión. No quería parecer un bicho raro cuando estuvo de intercambio en Estados Unidos volvió a redescubrir el sacramento.

"Como católico es difícil vivir en la sociedad actual, porque cada vez menos gente se siente atraída por Dios y la religión pierde valor. El padre de acogida me acercó a la relación con Jesús, así fue como lo volví encontrar. Creo que sentirse liberado, sentirse limpio y librado de la culpa, es maravilloso. Algo que se puede sentir gracias a la confesión."

Polonia: Largas colas ante los confesonarios

Según las estadísticas de la iglesia, en la católica Polonia uno de cada cinco católicos acude a la confesión. Hay largas colas de penitentes particularmente en Navidad y Pascua. El dominico  Tomasz Franc señala que la solicitud de confesión es cada vez mayor.
"Esto diferencia a Polonia de los otros países, y pienso que no es sólo debido a la tradición católica. Los curas polacos se esfuerzan en explicar a los creyentes el sentido de la confesión. En Navidad se hace cola de media hora y nadie se queja. La mayoría sabe que así uno se pone en claro con Dios, se aprende a conocerse a sí mismo."

Franc, que es psicólogo ve en la confesión el efecto terapéutico de la confesión. Para él es la mejor explicación a porqué muchos polacos buscan un confesor fijo, con el que poder vaciar su alma cada cierto tiempo. La explicación positiva de la confesión también la da la profesora de religión Monika Rochowiak:

"No he tenido ningún alumno que haya dicho que le molesta la confesión de una forma u otra. En cualquier caso si ocurre es porque no nos gusta hablar de nuestro lado malo o porque la comunicación con el sacerdote no es buena. Pero incluso cuando un sacerdote es un pecador habla en nombre de Dios, Juan Pablo II acudía cada 15 días a la confesión. Con la confesión me siento libre de preocupaciones."

La crítica al pensamiento de la jerarquía crece también en Polonia

Pero también en Polonia va cambiando el punto de vista sobre la confesión. El fundamento es la secularización general, la creciente crítica a la iglesia por los escándalos de abusos sexuales a niños o el estilo de vida de muchos sacerdotes.  Ewa, de 40 años es profesora en un instituto y feminista, creció en una familia muy católica, hace 8 años que ya no acude a la confesión. . Muchas estructuras de la iglesia le parecen que no son actuales, además la forma como entiende el pecado es diferente a la de la iglesia.

"Cuando murió mi padre, tuve una mala experiencia con un fraile franciscano. Yo quise despedirme. Los creyentes estamos en una relación jerárquica, un cura valora nuestras acciones. ¿Cómo puede ser? Sé que no corresponde a la típica imagen de una católica polaca. Ese pensamiento jerárquico en la iglesia, me molesta la falta de disposición para el diálogo. Pienso que no vamos a poder quedar al margen de la secularización en Polonia."

Los confesionarios vacíos ya no son imposibles en Polonia, incluso si hay jóvenes que preguntan en los foros si se puede confesar por internet o por teléfono. La tendencia está clara: cada vez más creyentes se deciden por una conversación detallada con el sacerdote junto con una absolución. La variante clásica de la confesión es demasiado poco para crecer espiritualmente.

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